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Nos dijeron
que no éramos de aquí,
que éramos viajeros,
gente de paso,
huéspedes de la tierra,
camino de las nubes.
Cuantas veces he pensado en los últimos tiempos que me vendría bien un cambio de aires, algo para dar un giro a la rutina en la que en mayor o menor medida me voy sumergiendo... parte de esto y lucha activa contra ello son las consabidas decisiones de principios de año/curso - porque no puedo escapar de esa dualidad de medir el paso del tiempo tanto en cursos académicos como en años, a pesar de que hace tiempo ya (¡cuanto!) que no recibo clases y que mi cerebro se va haciendo cada vez menos estudiante y más currante...
Y a la vez que la televisión se llena de anuncios de vuelta al cole, nuevos fascículos para coleccionar, nuestro destino, lo que siempre soñamos, por 2€ en el quiosco más cercano... surge de manera sutil como un dolorcillo sordo, en contradicción con la constante necesidad de cambio y a las mil decisiones que ya he tomado para este curso que comienza (y que renovaré en Enero con el cambio de año) una cierta añoranza de la rutina familiar y cómoda de siempre. De cosas que tuve y ya no tengo, o de la persona que fui y ya no. Quizá es que siento que el devenir normal de la existencia me hace añorar lo que siempre estuvo ahí y no aprecié.
Porque ultimamente la vida está patas arriba ya sea por unas cosas o por otras... y mientras todo vuelve a su cauce (a algún cauce) para poder desear que se salga de él, seguimos sobreviviendo a la rutina... o gracias a ella...
maquinado por Zel a las 22:35:00 2 comentarios
Etiquetas: Zelitudes