domingo, 28 de septiembre de 2008

Orient Express (III)

Por la mañana comenzamos visitando el Palacio de Verano. Es un jardín enorme con su lago central e incluso una isla unida a la orilla por el llamado puente de los 17 ojos. Este parque es espectacular, no solo por su tamaño sino también por su belleza. Los parques chinos, al contrario que los franceses, buscan imitar la naturaleza, de manera que incluso los escalones que unen los diversos edificios en medio del bosque se crean desiguales con piedras para que parezca que estás bajando por medio del monte. Esto hace, por supuesto que la bajada sea algo más peligrosa xD. Además del parque y el lago, en lo alto de una montaña que forma parte también de todo esto hay una zona religiosa con unos templitos y estatuas de buda, una de ellas enorme. Subiendo por esa zona nos encontramos a una abuelilla milenaria que subía las escaleras como si tuviese la mujer 20 años. Al vernos se sorprendió mucho y quiso hacerse una foto con nosotros xD. Al rato de hacérnosla ¡nos la volvimos a encontrar! ¡nos habían adelantado! Algo tiene que tener la soja porque eso no es normal :P

Alrededor del lago central hay un corredor cubierto por el que podemos imaginarnos a la emperatriz dando sus paseos para que no le diera el sol (o no le cayera la lluvia). Ahora el pasillo está llenito de turistas (sobre todo locales) que se sientan en las barandas a descansar, a comer, a dormir o a lo que sea. Es lo que tiene el turismo, hace que se requiera mayor imaginación para generar las imágenes mentales ;)

Desde diversos lugares de la orilla se pueden coger unos ferris de aspecto chino que te llevan a la otra punta, o a la isla central. Nosotros cogimos uno, no solo para ahorrarnos el viaje a pateja alrededor de todo el lago, sino por dar el paseito que la verdad vale la pena. Lo suyo es coger una barquita de remos o de pedales para darse una vuelta pero el resto de la expedición no estaba de acuerdo así que nos dejamos llevar en el ferry que además estaba vacío.


Desde un lado del lago se puede ver el otro y entre la bruma de la contaminación, se pueden ver paisajes tan zen como este.

Después de cenar sushi en el restaurante japonés al que ya fui en mi anterior visita a hermano, decidimos acercarnos a la zona de la villa olímpica. Según se ve en las fotos, es lo más que nos pudimos acercar, porque en ese momento los juegos paralímpicos aún estaban celebrándose y las medidas de seguridad eran grandes. Por otra parte, un detalle rastrero fue que en un paso elevado desde el cual se podía ver perfectamente el cubo de agua y el estadio del nido, habían puesto una especie de vallas opacas para que no se pudiese ver nada... En fin, estos son los testimonios gráficos:

Foto de la villa olímpica, el edificio con forma de llama olímpica. Esta foto está hecha con un tiempo de exposición aleatorio :PPP (como si yo supiese lo que es esto jeje)

Después del paseazo, cogimos un taxi para el hotel, que el día ya había dado bastante de sí...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Orient Express (II)

El segundo día del viaje estuvo destinado al conocimiento y exploración de la Ciudad Prohibida. Es un palacio enorme que contiene a su vez más palacios y jardines, conformando lo que en su día era una ciudad entera en la que vivía el emperador y toda la corte. Además de la belleza de las construcciones, cabe destacar los nombres que tienen, como Palacio de la Pureza Celestial, Sala de la Armonía Suprema, Palacio de la tranquilidad terrenal... En fin, todo muy chinorri y con esos epítetos tan bien puestos :P

Uno de los patios principales, son las típicas construcciones de tejados dorados.

La verdad es que poco se puede decir de este monumento si no estás allí para verlo, ya que es difícil hacerse una idea de lo increible que es. La entrada desde la plaza de Tiananmen con la puerta con el cuadro de Mao ya es espectacular, y dentro se suceden los palacios y las estancias, todas con un estilo totalmente oriental, con las portadas de madera pintadas en tonos rojos, verdes, azules y dorados.

Aquí una de las enormes ollas doradas que había por alli... y como no, haciendo un poco el tonto xD.

Curiosa la manera de animar a los visitantes a que no maltraten el entorno con su basura.

Por la tarde tomamos el famoso pato laqueado, o pato pekinés. Está super rico y es de lo poco que mis compañeros de viaje disfrutaron comiendo. Recomiendo encarecidamente tomarlo si vais alguna vez a Pekin, ya que aunque es manifiestamente más caro que otras comidas, al cambio sigue saliendo muy bien de precio.

Por la noche pasamos por la zona de los pinchitos. Es una calle enorme cuajada de puestos en los que se vende una variedad enorme de pinchitos, a cual más dañino para el estómago. Aunque hay cosas que son habituales para nuestro paladar (pinchitos de cordero, de riñones), el hecho de verlas junto a pinchitos de capullos de seda, de alacranes, o de otras cosas indescifrables, hace que se te corte el estómago. Además el olor de un aceite extraño no hace mucho por mejorar la situación. En cualquier caso es un lugar al que hay que ir, porque aunque no tenga pinta de ser muy antiguo (los puestos son modernos y de plastiquete) allí puedes ver a gente comiendo alegremente cosas que ni se te ocurriría que se pueden consumir sin causar enfermedades jejeje.

Paseando por esta zona vimos una de las pocas iglesias católicas de por allí, la iglesia de San José. Resulta muy exótica en el lugar donde está, además rodeada de edificios modernos y de carteles en chino. No pudimos entrar porque estaba cerrada...

Después de eso fuimos a tomarnos un copazo a una zona de moda que hay al lado de un laguito... como es zona de guays, nos clavaron, lo que quiere decir que nos cobraron el equivalente a lo que cuesta una copa aquí, es decir, una salvajada. Con el cuerpo cansado de tanto movimiento, nos fuimos a dormir...

domingo, 21 de septiembre de 2008

Orient express (I)

La experiencia de una boda china es algo que muy poca gente puede decir que haya experimentado a lo largo de su vida. Pues nosotros nos trasladamos específicamente a eso al otro lado del mundo, ya que mi hermano se casaba allí, al chinese style.

Los primeros 4 días los pasamos en Pekín haciendo turismo, para luego trasladarnos a Jilin, la capital de la provincia de Changchung, en el norte del país.

Hay que tener en cuenta la magnitud de un viaje de estas características. La combinación de vuelos fue Málaga - París (2h y pico), París - Pekín (alrededor de 9h). Con la consiguiente cantidad de horas entre vuelo y vuelo, el viaje se hizo eterno, a lo que hay que añadir que el vuelo desde París se retrasó un par de horas, y que debido al movimiento perdiendo horas, cuando llegamos allí eran las 8 de la mañana del día siguiente, habiendo dormido apenas 4 o 5h. Con este cuerpo, nos dirigimos al hotel para dejar nuestros equipajes y acto seguido nos echamos a la calle para verlo todo.

Tras picar algo (la comida del avión me mata y tenía el estómago del revés) nos dirigimos a una zona nueva que han reedificado donde antes había un amasijo de callejuelas pequeñas llamadas Hutong. Ahora muchas han sido derribadas para construir un gran paseo de edificios de estilo chino, pero nuevos. Estéticamente es bonito, pero no tiene por supuesto el ambiente auténtico de los callejones de antes. El sentimiento que embarga al verlo es como si paseases por una calle de un parque temático, imitando cosas existentes en algún otro l gar. De todas maneras a pesar de haberse cargado muchos hutongs, todavía quedan bastantes callejones de este tipo en los que te puedes sentir inmerso en la chinitud más total:

Detalle del nuevo paseo que se ha creado de cero. La mayoría de los locales están vacíos aún.

He aquí una genuina (o un poco más) calle china, aún cerca de la zona comercial (vemos las banderas).

Si esta ciudad aún no ha ardido, está claro que no es por las medidas de seguridad que hayan tomado...

Después paseamos hacia la plaza Tiananmen, pasando antes por uno de los grandes edificiacos que se han construido en este maratón de modernización de Pekin, creo que es una especie de auditorio. Está muy chulo en medio de un lago y está construido de manera que parece que emerge de en medio del agua. Realmente espectacular.



Y después de dar un pequeño paseito por la plaza y demás, nos fuimos al hotel que ya el día había sido laaargo y no dábamos más de nosotros.