viernes, 29 de junio de 2007

Baby, you can drive my car

Anoche, cuando conducía de vuelta a casa a las 4 de la mañana (rezando por que no se acabase la gasolina), volví a recordar lo que me gusta conducir sola. Cuando venía a casa los viernes al mediodía desde Málaga, o cuando volvía a irme para allá los domingos por la noche, me gustaba poner mi música y pegarme mi rato pensando en mis cosas, o pensando en nada porque estaba concentrada en conducir. Mi relación con el coche es más bien de odio que de amor, excepto en estos casos. El trayecto a Málaga estaba ya más que mecanizado, y no tenía que estar estresada con que me perdía la salida, o que pasaba por sitios que no conocía. Tampoco tenía que hablar de nada con nadie, y podía cantar a grito pelado los temazos de la radio sin miedo a parecer (más) loca.

El caso es que el hecho de conducir me gusta, pero luego todo lo que se monta alrededor de ir a algún sitio en coche me agobia, porque:

a) No tengo orientación. Es famosa aquella anécdota en la que por el camino de Ronda no sabía para que dirección tenía que ir para volver a mi casa. Y siempre que salgo del Corte Inglés tengo un microsegundo para localizar la dirección a la que quiero ir. Además no sabría decir cual de las dos puertas es la que quiero una vez que he dado unas cuantas vueltas. Esto viene al caso de que no se llegar a los sitios por mí misma, o por lo menos me requiere un gran esfuerzo de concentración que no siempre me lleva al sitio

b) No se aparcar. Me fastidia unirme al típico tópico de la tía que aparca a dos metros de la acera, pero es que es así. Y me fastidia más porque yo en la autoescuela aparcaba estupendamente. Pero fue salir de allí y (literalmente) se me olvidaron las directrices para aparcar. Nadie ha sabido recordarme los famosos pasos para ello, aquello de ponerse en paralelo y que el culo del coche esté a mitad de la ventanilla de atrás... ¿o era la ventanilla del otro coche a mitad del culo del mío? Pues eso, así me va. Como muestra decir que ayer aparqué en un sitio grande como un testero (el de detrás del contenedor, aldora y PJ pueden dar fe), y ¡¡aparqué fatal!!

Así, cualquier viaje se convierte en una aventura de la cual no se como saldré... de todas maneras he de sacar más el coche, que ya recibí comentarios ayer bastante negativos sobre él, pobre panterita, con los buenos servicios que me ha dado...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si eres una conductora estupenda!! no me puedo quejar de taxista ;). Te admiro de verdad, tú lo sabes, por los problemas que tengo yo con los coches, que los odio! grrr

Bueno y con el coche, nos metimos un poquín, pero sólo porque estaba un poco guarrete de estar allí parado mucho tiempo. Que encontrar un aparcamiento es tan difícil, que ya no lo sueltas en semanas!!! jajajajaja

Ya haremos un viajecito ;)

Zel dijo...

Jejejej... bueno, ya lo verás esta tarde, el coche está limpito ahora que da gloria verlo, ya no me dará vergüenza llevaros :P. Por otra parte, no ha pasado la ITV :(( por las luces (parece que el coche tampoco tiene muchas :P) asi que me toca llevarlo de nuevo :(

Rebeca dijo...

Conducir es un placer como pocos, montarte y llegar a la puerta del sitio al que quieres ir sin tener que aguantar a señoras que se cuentan la vida y milagros del barrio en el asiento de al lado del bus (a voces por supuesto) y para que hablar de los horarios asquerosos que jamás se cumplen, asi que Celi a parte de q yo te he visto conducir y no lo haces nada mal, y que pa la orientación estan los gps (lo del aparcamiento es cuestión de práctica) saca el coche más y disfrutalo leche !! Besos