Our times of disaster
Entre el lío social de este fin de semana, he conseguido entresacar algunas horas sueltas para construir mi personal jornada de reflexión. Es tan irónico el término, viendo el panorama actual (y no me refiero al político solamente), que es imposible no aplaudir la genialidad del invento, y dado que la nación entera se ha dedicado (supuestamente) al noble arte de reflexionar (supuestamente porque, por decirlo de alguna manera, creo que la reflexión será la misma que se realizaría antes de un Madrid-Barça), he decidido que no voy a ser yo menos.
El sábado por la tarde estuve hablando con J y con el Sr. Negro de lo pasado políticamente hablando en los últimos años. Me gustan este tipo de conversaciones porque muchas veces descubres puntos de vista totalmente ajenos que pueden abrirte los ojos en muchos campos. Creo que en el campo político tengo muchísimo que aprender, siempre he estado bastante al margen y ahora mismo pienso que es un poco irresponsable, aunque como siempre he sido una inconsciente, no es algo que crea que vaya a cambiar facilmente...
Por otra parte, esta mañana he quedado con Aldora para ir a dar un paseo por el Albaicín, y mientras llegaba al punto de encuentro, he estado meditando sobre muchas cosas. Los domingos por la mañana son días perfectos para la reflexión, porque el pensamiento está ya puesto en el comienzo de la semana siguiente y es fácil para mí considerar la semana como algo acabado, un todo analizable y diseccionable. Cuando ya nos hemos reunido, hemos estado hablando sobre muchas cosas, de política, de las relaciones personales (que cada vez comprendo menos, y con una conclusión es bastante desalentadora), de la vida en general y de nuestras pequeñeces en particular... A veces quedar solo con otra persona te da la oportunidad de conocer muchas cosas suyas que en una salida con más gente no tienes.
En resumen, un fin de semana de no parar, con mucha juerga e (¡increiblemente!) ratos de conversaciones sesudas y edificantes... quien me ha visto y quien me ve xD
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