miércoles, 11 de abril de 2007

Granada, tierra soñada...

Me encanta cuando los libros se desarrollan en sitios que conozco. Normalmente no suele pasar, pero es el caso del libro que me estoy leyendo ahora, que por cierto me está gustando mucho. Se trata de Recuerdos y Olvidos (1906-2006), de Francisco Ayala. No había lelido nada de este hombre, pero es una persona que de las veces que lo he visto por la tele me ha causado simpatía, y el hecho de que sea granadino y tenga tantos años, no se, es un viejecillo venerable y digo yo que tendrá muchas cosas que contar, 101 años dan para mucho, ¿no? Así que me entraron ganas de leer sus memorias y por eso pedí a los reyes este libro.

El libro comienza con su vuelta tras 50 años de exilio a su ciudad natal, Granada, y es muy curioso leer como describe las calles, habla de calle san Antón, y de la calle Recogidas, y es raro ver en letra impresa lo que es la realidad cotidiana, las callecitas que recorro cada día para ir a trabajar, el camino que hago hasta Gran Capitán como siempre... Por otra parte una cosa que me ha llamado la atención es como este hombre construye las frases, que está diciendo una tontuna y ¡¡le sale super literario!! Si, ya se que no debería sorprender, pero cuando una lee ficción parece que los circunloquios y el lenguaje literario están más justificados, pero al leer unas memorias, no se por qué razón se piensa que el lenguaje debería ser más llano, más simple... Con esto no quiero decir que use palabras extrañas (bueno sí, a veces), sino que usando las palabras que usamos todos normalmente, organiza sus frases de una manera que dices... este tío sabe :P.

Y dado lo literario que es, me he encontrado una palabra que no había oido en la vida, y que os dejo para que os culturiceis (¡si! dos palabras en 3 días, que derroche):

delicuescente.

(Del lat. deliquescens, -entis, part. act. de deliquescĕre, liquidarse).

1. adj. Dicho principalmente de una costumbre o de un estilo literario o artístico:
Inconsistente, sin vigor, decadente.


2. adj. Quím. Que tiene la propiedad de atraer la humedad del aire y disolverse lentamente.

Ale, ahí queda eso...

3 comentarios:

J. dijo...

Pero pon un ejemplo, petarda!

Anónimo dijo...

Haciendo alusión a la función química del palabro en cuestión... ¿podríamos decir pues que en una noche de borrachera, entraríamos en un proceso de "delicuescentosis"?
Ya no sólo por el mero hecho de humedecer a gusto a nuestro amigo el hígado; sino sobretodo por la decadente disolución de nuestra mente a cual simple platelminto a ciertas horas oscuras de la noche triste.

Por otro lado, ¿qué clase de memorias escribe alguien cuando ha de usar tal palabreja? ¿Acaso tenia goteras? ¿Le rezumaba el wc al vecino de arriba?

Zel dijo...

@holandés:
Ejemplo del uso en el libro:
"No está en mi temperamento la propensión a incurrir en los placeres turbios de delicuescentes evocaciones"

Y con respecto a como todo lo que escribe este hombre parece literario:
"En suma, nos dedicamos a recorrer la ciudad y, para sorpresa de mi mujer, no sólo me encaminaba yo derecho a donde en cada caso me había propuesto y anunciado, sin equivocar el camino ni preguntar la dirección a nadie [...]"

Lo que yo hubiese dicho:
"Nos dimos una vuelta y me acordaba de to :P"

@matematikom... bienvenido! :D vaya parrafaca que te has soltao, y la metáfora creo que se me escapa... ¿los platelmintos se disuelven? lo discutiremos humedeciendo el hígado, como ha de ser :PPP